LA CRUZ GLORIOSA DE CRISTO.
Hoy celebra la Iglesia el día de La Exaltación de la Santa Cruz, aquello que una vez fue instrumento de muerte y humillación es ahora un signo de la gloria del Señor, porque Dios es suficientemente poderoso y bueno como para hacer surgir el bien de un mal.
Recordemos que cuando repasamos el catecismo nos hicimos la consabida pregunta de ¿por qué Dios que lo ha creado todo y ha hecho un mundo tan perfecto, permite la existencia del mal? Y una de las respuestas que nos da el propio Catecismo es precisamente por esa capacidad que tiene Dios de poder sacar un bien de un mal. En ese sentido nosotros debemos siempre tener la esperanza de que nuestros males han sido permitidos por Dios para hacer devenir de ellos un bien futuro cuya visión no está por el momento a nuestro alcance.
En efecto, la Cruz era un instrumento de muerte ideado por los Romanos para deshacerse de sus enemigos extranjeros sometiéndolos al escarnio público y la humillación, demostrando así su poderío y superioridad. Solo ellos podían hacer uso de esta tortura fatal, es por eso que los Judíos que se plantean la muerte de Jesús por medio de la Cruz deben acudir a Pilato, Gobernador Romano, para que sea él quien sentencie a Jesús y permita su crucifixión. Sin embargo, de este mal execrable, Dios habría de hacer surgir la Gloria de Jesús, es por eso que cuando estaban los apóstoles con Jesús en la última cena y Judas sale de la reunión para concretar su traición, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él. Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.” (Jn 13, 31-32)
Jesús muere en la Cruz, como lo había predicho, pero al tercer día, después de haber sido enterrado, resucita de entre los muertos y vemos su gloria resplandeciente, mientras aquel madero del cual pendió su cuerpo por unas horas, se convierte en árbol que florece y da fruto, inundando con su paz al pueblo y llenándolo de bendiciones. La Cruz de la muerte es ahora cruz de vida y de salvación, Dios afirma su trono en los cielos y demuestra con ella su poder y su gloria, ha triunfado el bien sobre el mal. Se convierte así la Cruz en un signo de victoria, de justicia, y de esperanza para la humanidad.
A partir de entonces, nosotros los seguidores de Jesús usamos en nuestras oraciones y al comienzo de cualquiera de nuestras actividades diarias, el signo de la cruz, persignándonos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, porque la cruz gloriosa de Cristo representa para nosotros el signo de la victoria sobre el pecado del mundo.
Aquella cruz de tortura pasó a la historia, pero el hombre sigue fabricando otro tipo de “cruces” injustas para hacerlas pesar sobre los hombros de muchos que padecen de hambre, de enfermedad, de desempleo y explotación, agazapados detrás de ellas están la mentira y el pecado, por ellos debemos orar constantemente y poner en práctica las obras de misericordia y nuestra caridad para que nuevamente Dios haga surgir el bien del mal y esas cruces también puedan convertirse en Cruz Gloriosa de Cristo para nuestra salvación, vida y resurrección.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en familia y la asistencia a la misa dominical, que Dios te bendiga.
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