AYUDÁNDOTE EN TU DOLOR Y SUFRIMIENTO.
Hoy quiero que meditemos un poco sobre ese dolor y ese sufrimiento que te aquejan, qué sentido tiene? Por qué si Dios nos quiere tanto permite que esto suceda? Sé que muchas de estas preguntas o parecidas han cruzado por tu mente en estos días y tal vez no has encontrado respuestas, quiero ayudarte a encontrarlas.
Lo primero es dejar a un lado nuestra soberbia, si porque soberbia es ese orgullo desmedido que nos hace pensar que nuestro razonamiento es el único y verdadero que nos hace comparar nuestra sapiencia con la sabiduría de Dios, cuando en la realidad son incomparables, la de Dios es infinitamente superior y debemos pensar que si Dios permite nuestro sufrimiento es porque tiene un propósito, algo que no está a la vista, que tal vez tardemos años en darnos cuenta, pero que venido de Dios que nos ama como criaturas suyas que somos, siempre será algo bueno para nosotros. Para nuestra escasa inteligencia esto es difícil de comprender, pero existe una forma de abrir paso a ese entendimiento, confiar en Dios.
Confiar en Dios significa poner toda nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad en El y pensar que nos ama que quiere nuestro bien, a pesar de las apariencias, a pesar de este dolor y este sufrimiento por el que estamos atravesando. Ese es el mejor camino, lo contrario sería tomar el camino equivocado de echarle la culpa a Dios y de renegar por todo lo que nos ocurre. Sé que no es fácil, porque a pesar de que siempre decimos que confiamos en Dios y acudimos a El en los momentos difíciles de nuestra vida, cuando los resultados de nuestras oraciones no son inmediatos huye nuestra fe y se desvanece nuestra esperanza, por eso lo primero que tenemos que hacer es pedir a Dios, no que nos quite el dolor y el sufrimiento, sino que refuerce nuestra fe y nuestra esperanza para creer en El, a pesar de todo y con estos refuerzos seremos capaces de enfrentar la situación y aceptar lo que nos está sucediendo como un don de Dios que tiene un propósito que desconocemos pero que es para que obtengamos un bien mayor, de esta manera hallaremos paz en nuestras inquietudes.
Dios ordena todo en este mundo, no se mueve la hoja de un árbol sin su voluntad, y ordenar significa que todo aquello que está desarreglado, todo aquello que anda mal, va a convertirse en algún momento en algo bueno y ordenado. Por otra parte, el amor de Dios hacia nosotros es mayor que el que nosotros nos tenemos a nosotros mismos, Dios nos quiere más, recordemos que ese amor comenzó cuando El nos amó primero y buscó la forma en que podría sacarnos de las tinieblas y de la ignorancia para que alcanzáramos la salvación eterna, mediante el sacrificio de su Hijo. Todo esto nos debe llevar a pensar que Dios está consciente de lo que nos está sucediendo y de que El sabe por qué y para qué nos está ocurriendo todo aquello, solo tenemos que confiar en su voluntad y dejarnos llevar por este pensamiento en nuestras oraciones y nuestras peticiones: ¡Señor! Tú conoces mis penas y mis dolores, ayúdame a aceptarlas y a tener fe en ti y esperanza en tus propósitos. Yo también te amo Señor, cúmplase en mi tu voluntad. Alabado sea Dios!
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.
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