lunes, 3 de mayo de 2010

XI-036 Acudamos a la Virgen María.


ACUDAMOS A LA VIRGEN MARIA.

Estamos comenzando el mes de Mayo, mes dedicado a la Santísima Virgen María y también a la Santa Cruz. Existe una profunda relación entre ambas, María es la Madre de Dios, de ese Jesús que padeció por nuestros pecados y que fue alzado en la Cruz del Calvario por nuestra salvación, ella estuvo todo el tiempo a su lado, desde su nacimiento hasta el pie de la Cruz.

En María observamos una constante preocupación por las necesidades de los demás, desde aquel momento en las Bodas de Caná de Galilea, cuando se dio cuenta que a los novios les faltaba el vino y acudió a Jesús, su Hijo amado, para manifestarle su preocupación y aún cuando todavía Jesús no había comenzado su vida pública, su cadena de milagros y de signos, lo induce a realizar el primero de ellos, cuando dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2, 5). Y Jesús convierte el agua en vino, su primer milagro.

En la Cruz, Jesús hace a María un gran encargo, le encarga que se ocupe de todos nosotros, la hace Madre Nuestra, Madre de todos los que nos consideramos sus hermanos: “Mujer he ahí a tu Hijo” (Jn 19, 26). A partir de ese momento, así como el discípulo amado la llevó a su casa, ella nos llevó a todos nosotros a su Corazón Inmaculado.

Desde entonces y con el correr del tiempo la Virgen ha estado atenta a las necesidades de toda la humanidad, ha bajado del Cielo en multitud de ocasiones para advertir al hombre de sus equivocaciones y para orientar nuestros caminos, en Lourdes, en Fátima, en Betania, ella nos aconseja y nos cuida, nos abre los brazos como madre amorosa para acogernos y protegernos, para indicarnos lo que realmente nos conviene hacer en esta vida.

Acudamos nosotros a la Virgen María, especialmente en este mes que la Iglesia lo dedica a ella, en este mes que celebramos el Día de la Madre, recordemos que ella es nuestra madre del Cielo, lleguemos hasta sus plantas para plantearle nuestros problemas y nuestras preocupaciones, para que interceda por nosotros ante su Hijo Jesús, como lo hizo por aquellos novios en las Bodas de Caná.

No olvidemos el rezo del Santo Rosario que agrada tanto a la Virgen María, ese es un ramillete de flores que podemos ofrecerle a ella cada día.

Podemos también rezar esta breve oración escrita por la Sierva de Dios María Esperanza: “Corazón Inmaculado de María, entra en mi corazón a vivir y quédate allí que yo sabré corresponderte. Corazón Inmaculado de María, tú eres la fuente y dulzura de tu Hijo Jesucristo. Amén”.

Acudamos a la Virgen María, ahora en el mes de Mayo y para siempre.

Oración Comunitaria: Solicita Marianela Méndez por la liberación mental y espiritual de Adela, quien fue víctima de una secta religiosa y sufre ahora de problemas mentales y físicos. Oremos al Señor por esta intención rezando un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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