lunes, 4 de octubre de 2010

XI-093 Hay una sola verdad (1era parte)


HAY UNA SOLA VERDAD. (1ª. Parte)

Estaba leyendo un mensaje que me llegó y que habla acerca de la forma como el Islam ha ido actuando en los diferentes países para irse introduciendo, ganando paulatinamente porcentajes cada vez mayores de adeptos con el objetivo de llegar a obtener el 100% de la sociedad, como de hecho lo ha conseguido en un cierto número de países, el contenido de este mensaje me preocupa y me ha inspirado a sugerirles la presente meditación. (El mensaje referido se los reenviaré en el transcurso de esta semana).

Ciertamente que el hombre tiene derecho a la búsqueda de la verdad, específicamente en materia de religión esta es una constante y es así como el hombre ha seguido diversos caminos, unos se han ido por el ateísmo, es decir la negación de la existencia de Dios, otros por el contrario en la creencia en muchos dioses, algunos en la existencia de energías cósmicas y fuerzas universales y los más numerosos en la creencia en un solo Dios, todos ellos se sienten dueños de la verdad, todos aseveran que su manera de pensar es la auténtica y verdadera, es decir que si vemos el conjunto de la humanidad desde un punto de vista externo habría que decir que hay muchas “verdades” en el mundo.

Pero la lógica nos dice que la verdad sólo puede ser una, puesto que la existencia de una verdad es la negación de las otras supuestas verdades y de hecho cada una de estas personas se siente dueña de la verdad y mira bien sea con desprecio, lástima o compasión a los demás por considerarlos extraviados.

En medio de toda esta gama de creencias religiosas observamos que según las escrituras el verdadero Dios se ha revelado a los hombres en infinidad de oportunidades a través de la historia, al principio a un pueblo escogido y mas tarde a toda la humanidad por medio de su hijo Jesucristo.

Cuando Dios se revela a Moisés en el Monte Sinaí, le dice: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob.” (Ex 3, 6) Y cuando Moisés le pregunta su nombre, Dios le responde: “Yo soy el que soy” (YAVEH) Y añadió:”Así dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me ha enviado a vosotros…Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación” (Ex 3, 13-15).

Es decir que Dios se revela como la verdad que siempre ha existido, la del pasado (Dios de tus padres) la del presente (..dirás “Yo soy” me ha enviado) y la del porvenir (de generación en generación) y Dios siendo pura verdad no puede mentir, no puede decir a unos me llamo “Yo soy” y a otros me llamo “Alá”. Hay una sola verdad.
Demos gracias al Señor por hacernos partícipes de la revelación de esa verdad y roguemos por aquellos que viven de espaldas a ella.
Continuaremos hablando sobre este tema.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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