VENGAN A MI Y YO OS ALIVIARE.
A veces pienso que muchos de los que leen estas meditaciones están pasando por momentos difíciles en sus vidas y buscan ansiosos una palabra, un consuelo, una orientación, tal vez el título del Tema les atraiga porque tiene algún parecido o significado en relación con lo que a ellos les preocupa en ese momento, como quisiera poder acertar con algo que realmente les oriente cuando parecen no hallar el camino. Sin embargo, muchas veces les he dicho que Jesús es el camino, te has preguntado alguna vez si en tus momentos de problemas y dificultades has buscado a Jesús como ayuda, como solución?Recordemos las palabras del Maestro: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.” (Mt 11, 28-30) Hay, entre estas frases tan profundas, dos palabras claves que nos sugiere el Señor, la paciencia y la humildad. Tú buscas una solución rápida a tu problema porque te tiene agobiado, en cambio Jesús te pide que seas paciente y es que el tiempo también tiene su papel en todos los problemas, su marcha inexorable deja atrás muchas cosas, entre ellas la ansiedad y la rebeldía, recordemos a Santa Teresita: “La paciencia todo lo alcanza”.
Las cosas materiales nos engañan muchas veces, nos hacen desearlas ardientemente, pero luego que las tenemos nos cansamos de ellas y llegamos hasta desear no tenerlas. Bello es ofrecer ese deseo perentorio a Jesús y decirle Señor por ti voy a renunciar a mi deseo de tener esto o aquello, voy a hacer este pequeño sacrificio porque estoy seguro que tú más adelante me vas a dar algo mejor o algo que yo realmente necesite, que agradables son esas palabras al Señor.
Y por otro lado está la humildad que también debemos ejercitar en el tratamiento de nuestros problemas, te has puesto a pensar que tal vez la dificultad para la solución está en ti mismo, no habrá un poco de soberbia en las alternativas que estás estudiando? Quizás si rebajaras un poco tu altivez, tu orgullo, no encontrarías la solución?
Acudamos a Jesús que El nos está llamando para aliviarnos y nos llama de una manera muy particular, no nos está ofreciendo cargar con nuestra dificultad, por el contrario nos ofrece una pequeña carga adicional pero que es suave y liviana y que por ese camino encontraremos descanso, abramos con fe nuestro corazón al Señor y digámosle: Yo te amo Señor, yo se que tú estás conmigo en estos momentos de preocupación y de pena, y sé que en ti encontraré alivio, ocúpate tú de mis cosas que yo me ocuparé de las tuyas, ¿qué quieres que haga por ti? dame tu carga y tu yugo que yo estoy dispuesto a llevarlas por amor a ti.
Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos vuestros hogares
A veces pienso que muchos de los que leen estas meditaciones están pasando por momentos difíciles en sus vidas y buscan ansiosos una palabra, un consuelo, una orientación, tal vez el título del Tema les atraiga porque tiene algún parecido o significado en relación con lo que a ellos les preocupa en ese momento, como quisiera poder acertar con algo que realmente les oriente cuando parecen no hallar el camino. Sin embargo, muchas veces les he dicho que Jesús es el camino, te has preguntado alguna vez si en tus momentos de problemas y dificultades has buscado a Jesús como ayuda, como solución?Recordemos las palabras del Maestro: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.” (Mt 11, 28-30) Hay, entre estas frases tan profundas, dos palabras claves que nos sugiere el Señor, la paciencia y la humildad. Tú buscas una solución rápida a tu problema porque te tiene agobiado, en cambio Jesús te pide que seas paciente y es que el tiempo también tiene su papel en todos los problemas, su marcha inexorable deja atrás muchas cosas, entre ellas la ansiedad y la rebeldía, recordemos a Santa Teresita: “La paciencia todo lo alcanza”.
Las cosas materiales nos engañan muchas veces, nos hacen desearlas ardientemente, pero luego que las tenemos nos cansamos de ellas y llegamos hasta desear no tenerlas. Bello es ofrecer ese deseo perentorio a Jesús y decirle Señor por ti voy a renunciar a mi deseo de tener esto o aquello, voy a hacer este pequeño sacrificio porque estoy seguro que tú más adelante me vas a dar algo mejor o algo que yo realmente necesite, que agradables son esas palabras al Señor.
Y por otro lado está la humildad que también debemos ejercitar en el tratamiento de nuestros problemas, te has puesto a pensar que tal vez la dificultad para la solución está en ti mismo, no habrá un poco de soberbia en las alternativas que estás estudiando? Quizás si rebajaras un poco tu altivez, tu orgullo, no encontrarías la solución?
Acudamos a Jesús que El nos está llamando para aliviarnos y nos llama de una manera muy particular, no nos está ofreciendo cargar con nuestra dificultad, por el contrario nos ofrece una pequeña carga adicional pero que es suave y liviana y que por ese camino encontraremos descanso, abramos con fe nuestro corazón al Señor y digámosle: Yo te amo Señor, yo se que tú estás conmigo en estos momentos de preocupación y de pena, y sé que en ti encontraré alivio, ocúpate tú de mis cosas que yo me ocuparé de las tuyas, ¿qué quieres que haga por ti? dame tu carga y tu yugo que yo estoy dispuesto a llevarlas por amor a ti.
Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos vuestros hogares
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