viernes, 9 de marzo de 2012

XIII-022 La Mujer en la Vida de Jesús.



LA MUJER EN LA VIDA DE JESÚS.


Ayer se celebró en muchos países el Día Internacional de la Mujer, por lo que es propicia la ocasión para enviar mi saludo de afecto y cariño a todas las lectoras de esta meditaciones y a la vez invitarles a todos a meditar sobre el papel tan importante que juega la mujer en la Vida de Jesús.


Son muchos los pasajes del Evangelio en los que aparece la mujer como eje principal de la historia y de la enseñanza de Jesús y en los que se manifiesta su deseo de superar las normas que se aplicaban en aquella época a la mujer tratándola en forma discriminatoria, estricta y sin amor, como simple objeto sexual o de esclavitud. Jesús da un viraje en este trato inhumano y las acoge con respeto a su dignidad y con el amor infinito de su corazón.


La más importante de todas es la relación que tiene con su Madre, la Santísima Virgen María, la mujer que lo llevó en su vientre y que lo tuvo en sus brazos al nacer y también al morir, a ella le muestra un amor inmenso que lo lleva a adelantar “su hora”, por complacerla, haciendo aquel primer milagro en las Bodas de Caná, se somete a ella durante su infancia y le dedica treinta años de su vida en la intimidad de la Sagrada Familia de Nazaret. María es llevada al Cielo por su Hijo Jesús y coronada Reina del Cielo y de la Tierra, un reinado que ella interpreta como donación a todos sus hijos de la tierra y procura su confianza y su amor para guiarlos por los difíciles caminos de la existencia en procura de la meta definitiva de la salvación eterna.


De ese trato de Jesús a la mujer tomemos como ejemplo el caso de la mujer adúltera que en aquel tiempo era condenada a ser lapidada en público, según la Ley de Moisés, por lo que los escribas y fariseos ven en ello una ocasión para poner en un dilema a Jesús y la llevan ante él para que tome uno de los dos caminos posibles, perdonarla con lo cual estaría violando la ley o condenándola con lo cual se lograría que perdiera prestigio ante el pueblo al mostrarse duro. Sin embargo, hay algo en lo que no habían reparado los acusadores de la mujer, en sus propios pecados, porque al pecador le es difícil juzgarse a sí mismo y reconocer sus propias faltas. “Aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra” (Jn 8, 7)


Jesús los conoce a todos, El es Dios, sabe que desde los más viejos hasta los más jóvenes, todos son pecadores pero ven la paja en el ojo de su vecino y no ven la viga en su propio ojo, ellos también deberían ser lapidados. Uno a uno se van marchando, avergonzados de sus propias culpas, y al final quedan solos Jesús y la Mujer, entonces Jesús le dice: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contestó:”Ninguno, señor” Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar”. (Jn 8, 10-11). La sabiduría de Dios es infinita y su misericordia no tiene límites.


Que la paz y el amor de Cristo esté con todos ustedes, les deseo un feliz fin de semana, recuerden que hoy es viernes de cuaresma por lo tanto es día de abstinencia y no olviden el rezo del Vía Crucis y mañana sábado el Rosario en Familia y el domingo asistir a la Misa del Día del Señor. Dios los bendiga.

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