viernes, 4 de mayo de 2012

XIII-036 ¿Irrespeto o Inconsciencia?



¿IRRESPETO O INCONSCIENCIA?

En nuestra meditación XIII-024, cuando hablábamos del ejercicio de la virtud cardinal de la Prudencia, mencionamos que no era prudente resaltar los defectos de los demás sino ensalzar sus virtudes, esto desde luego que se refiere a una situación en la que estemos en público o frente a otras personas en la que mencionar un defecto ajeno puede poner al otro en evidencia o en ridículo, pero es deber de todo buen cristiano corregir al que de alguna manera ha actuado mal, haciéndolo primero en privado y si aún así no se corrige llevar a un testigo que nos ayude a convencerlo antes de hacerle la observación frente a la comunidad. A propósito de esto hoy quiero referirme a aquellas personas que durante la celebración de la Santa Misa no adoptan las posturas adecuadas para cada momento, es decir cuando todos están de rodillas, ellos se quedan de pie, o cuando todos están en silencio ellos están conversando, o cuando están sentados cruzan las piernas como si estuvieran haciendo una visita, me da que pensar y me pregunto, ¿lo hacen por irrespeto o por inconsciencia?, o son como aquel ególatra que en medio de su soberbia decía “Yo no me arrodillo ante nadie”.
Vamos a exceptuar de esta observación, desde luego,  a las personas que tienen alguna enfermedad o dolencia física que les impide arrodillarse o ponerse de pie en el momento adecuado, pero hay que tener presente que la Santa Misa es una Asamblea de fieles que deben actuar en forma comunitaria es decir, rezar las mismas oraciones y adoptar todos en conjunto las mismas posiciones, hay un momento para que todos estén de pie, otro para estar de rodillas y otros para estar sentados, guardando en todo momento el respeto y la seriedad del acto, por eso la mejor guía para lograrlo es fijarse en lo que hace la gran mayoría o las personas que asisten regularmente a la Misa e imitarlos.

Cuando vemos a alguien por el cual sentimos algún tipo de respeto, hacemos una leve inclinación de cabeza y quizás hasta del torso, en Japón esa inclinación es cuanto más pronunciada en tanto que sea mayor la jerarquía de la persona a la cual se saluda. En la Misa estamos, a partir de la consagración de la hostia, nada menos que frente al cuerpo, la sangre y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, recordemos lo que nos dice San Pablo en su carta a los Filipenses: “Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil 2, 8-11)

Oí decir que una vez un mahometano entró en una Iglesia Católica en el momento en que se celebraba la Santa Misa y observó todas aquellas diversas y malas posturas de los fieles y dijo: “Si yo realmente creyera que allí en el altar está el verdadero Dios, me postraría en el suelo con la frente pegada al piso y no me atrevería a levantarme” Ellos lo hacen varias veces al día en el momento de su oración a Alá su Dios. No permitamos que otros critiquen nuestra religión por nuestro mal comportamiento.

Que la paz de Cristo esté contigo, te deseo un feliz fin de semana y no olvides la Misa Dominical y el Rezo del Rosario en Familia.

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