PEREGRINACIONES EN BETANIA.
En el día de ayer, el Santuario de Betania recibió la visita de varios grupos de peregrinos, se trató en esta oportunidad de grupos parroquiales provenientes de diferentes sitios del interior del país, tales como la parroquia litoralense de Carayaca, de la vecina población de Charallave y de los Rosos, animados por el deseo de conocer la tierra de gracia en donde apareció la Santísima Virgen en 1976, también estuvo presente en el Santuario un grupo de jóvenes inválidos provenientes de la ciudad de Guarenas que están preparándose para recibir el Sacramento de la Confirmación, todos ellos concurrieron a la Misa de las 10 am. en la cual escucharon la palabra de Dios en el evangelio de la vid y los sarmientos: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. El Padre corta todas las ramas unidas a mí que no dan fruto y poda las que dan fruto, para que den más fruto.”( Jn 15, 1-2)
Deseosos de unirse a ese Jesús que les manifiesta su amor por medio de bellas parábolas, los peregrinos se acercaron a la Gruta de Betania, donde una imagen de su Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones les esperaba con su Niño en brazos, ese mismo Jesús que tiernamente vino al mundo en el humilde pesebre de Belén, allí depositaron sus flores y sus plegarias.
Posteriormente los peregrinos fueron acompañados por miembros de la Fundación Betania para hacer un recorrido por las instalaciones de la Finca Betania, allí tuvieron oportunidad de contemplar la naturaleza, las flores y llenarse de ese amor, de esa energía y de esa vitalidad que se respira en el lugar, a pesar del día lluvioso que les impidió hacer un recorrido más extenso, tuvieron oportunidad de compartir y de reunirse en el amplio comedor de la finca para tomar un refrigerio y refugiarse de la interperie.
Las peregrinaciones en Betania son cada vez más frecuentes, animados y llenos de fe, vienen a veces atraídos solo por la curiosidad y llenan su espíritu de las gracias que se desbordan a raudales de las manos de Nuestra Señora, alimentados por la palabra de Dios y fortificados por el Sacramento de la Eucaristía, vuelven a sus casas con un espíritu renovado, deseosos de provocar un cambio en sus vidas, de reconciliarse con Dios y con sus hermanos, de permanecer unidos a la vid y de dar frutos para la Gloria de Dios.
El mensaje de Betania está dirigido fundamentalmente a las familias y a las comunidades, para que se unan entre sí en un compartir diario y a su vez se unan a su Iglesia, a su parroquia, para que reciban esa savia que da vida y que les permitirá a su vez dar frutos, porque solos sin estar unidos al Señor no podemos hacer nada. “Mi Padre recibe gloria cuando producen fruto en abundancia y se manifiestan como discípulos míos” (Jn 15, 8).
Que todo sea para la mayor Gloria de Dios.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.
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