lunes, 28 de mayo de 2012

XIII-044 Ahora a evangelizar



AHORA A EVANGELIZAR.

Ayer celebramos el Día de Pentecostés, una fiesta que ya era tradicional en los judíos desde antes de Cristo, pues con ello celebran el quincuagésimo día después de la aparición de Dios a Moisés en el Monte Sinaí, es decir el momento en que los Mandamientos de Dios, las Tablas de la Ley fueron entregados al Pueblo de Israel, precisamente como regalo por motivo de esta fiesta es que Cristo les envía a los apóstoles el Espíritu Santo y a partir de entonces los Católicos lo celebramos como la fecha de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico.

Como pudieron escuchar en las homilías de las misas de ayer, la venida del Espíritu Santo significó para los apóstoles un cambio total en su manera de ser y en su actitud frente a las circunstancias que estaban viviendo, de un grupo temeroso, ignorante, que permanecía escondido por temor a las represalias de los Sacerdotes Judíos y de los Soldados Romanos, pasan a ser un grupo valiente, decidido, con el don de lenguas que le permitía hablar en otros idiomas y dispuestos a comunicar a los demás la buena nueva del evangelio, a evangelizar.
Es el nacimiento de la Iglesia Católica, aquel pequeño grupo de apenas once personas, sale de su escondite animados por el Espíritu Santo que anima y santifica a la Iglesia, y los impulsa a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den “el fruto del Espíritu” (Ga 5, 22).

A los apóstoles se les comunicó directamente el Espíritu Santo que les enviara el Señor desde los cielos, el cual se posó sobre ellos en forma de lenguas de fuego, a nosotros los católicos, como miembros del Cuerpo de Cristo, también se nos comunica el Espíritu y la gracia de Dios por medio de los sacramentos, el efecto del bautismo sobre nosotros es el mismo que el producido en los apóstoles en Pentecostés, en ese momento somos hechos Hijos de Dios, miembros de Cristo y Templos del Espíritu Santo. En la medida en que crecemos y vamos perdiendo la inocencia y caemos en el pecado, vamos perdiendo la semejanza de Dios y es el Espíritu Santo el que nos devuelve la gracia por medio de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.

Como Católicos somos parte de ese Pueblo de Dios que se llama el Cuerpo de Cristo, cuya misión es anunciar e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo. La Iglesia es el germen e inicio sobre la tierra de este reino de salvación. Ese anuncio no es otra cosa que comunicar el evangelio, anunciar la buena nueva, evangelizar. Todo sea para la mayor gloria de Dios.

Que tu semana comience con alegría, dispuesto a dar el buen ejemplo, con la bendición de Dios Nuestro Señor.

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