lunes, 22 de abril de 2013

XIV-028 El Cielo y la Tierra, lo Visible y lo Invisible



EL CIELO Y LA TIERRA, LO VISIBLE Y LO INVISIBLE.

El Catecismo nos dice que Dios es el Creador del Cielo y de la Tierra, así también lo decimos en el Credo y como expresión más amplia en el Credo de Nicea-Constantinopla decimos que también es Creador de todo lo Visible y lo Invisible, analicemos y meditemos estas expresiones con calma para tener claro su significado.

Ambas expresiones tienen cada una por su parte un sentido de totalidad, es como si se nos dijera que lo ha creado todo, es decir todo lo que existe a nuestro alrededor incluyéndonos a nosotros mismos, cuando decimos “Cielo y Tierra” nos referimos a todo el universo, es decir no solo a este mundo, lleno de seres vivos, como los animales, las plantas y nosotros, sino también de gases y minerales que componen los ríos, los mares y las montañas,  sino a todos los mundos, planetas, satélites, y estrellas, que se mueven en el espacio infinito, en ese espacio que vemos azul y que es la eterna inspiración de los poetas y en esa inmensidad de constelaciones y galaxias que el hombre ha ido descubriendo poco a poco a medida que avanza la ciencia espacial y que no deja de asombrarnos cada día.

Pero “el cielo” además tiene otros significados, se refiere al lugar donde está Dios: recordemos la frase de la Biblia “nuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5, 16) y que es también el lugar de su gloria y de los seres espirituales que le acompañan, los ángeles y los santos. Es decir que la expresión “el Cielo” tiene dos significados, lo que podemos ver desde aquí, con nuestros ojos y con telescopios y lo que no podemos ver que es el lugar donde está Dios, de igual manera ocurre con la expresión “Tierra” aquí también hay cosas que podemos ver y otras, como el aire por ejemplo, que no podemos ver, por eso la otra expresión  “todo lo visible y lo invisible” abarca esa totalidad que se da tanto en el Cielo como en la Tierra.
Como decíamos en la meditación No. 23, Dios ha creado todo esto de la nada, por amor y para manifestar y comunicar su gloria, fue así que creó criaturas meramente espirituales como los ángeles, criaturas corporales como los animales y las plantas que viven en el mundo y luego creó la criatura humana que participa de ambas realidades puesto que tiene espíritu y tiene cuerpo.

En toda la obra de la Creación observamos dos aspectos que a la vez son prueba de la existencia de Dios, ellas son: la perfección y el orden, a medida que la ciencia humana avanza en el descubrimiento de cosas que ya existían desde la Creación se va dando cuenta de estas cualidades, cuando descubre por ejemplo que la sangre circula por las venas y transporta el alimento a todas las células del cuerpo, o que los placeres y los dolores son transmitidos desde todas partes del cuerpo a la medula espinal y al cerebro por una red de cablecillos que llamamos nervios, todo eso es nuevo para nosotros, pero eso existía desde que Dios en su inmensa sabiduría lo creó, es decir que desde un principio lo hizo perfecto, igual ocurre con el movimiento de los astros y los planetas del cielo, hoy en día un astrónomo es capaz de predecir un eclipse de sol o de luna con precisión exacta o el momento en que un planeta pasará por un lugar en que puede ser observado por el telescopio con precisión micrométrica, pero todo eso existía desde el momento en que Dios, el Arquitecto del Universo, lo creó. La Creación entera es una realidad perfectamente organizada, sujeta a leyes fijas y precisas que no pudo haber surgido de manera espontánea, sino que es producto de la decisión de un Creador y a ese ser nosotros lo llamamos Dios.
Glorifiquen a Dios con sus vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

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