EL BAUTISMO, LA PUERTA DE ENTRADA.
Hemos escuchado en las lecturas de estos días, específicamente del Libro de los Hechos de los Apóstoles, que al oír la predicación del evangelio que iban haciendo los apóstoles de Jesús por muchos pueblos, las gentes se acercaban a ellos y les pedían que los bautizaran para hacerse seguidores de Cristo, en efecto el Bautismo es como la Puerta de Entrada a la Iglesia de Cristo, la Iglesia Universal que es la Iglesia Católica, la dirigida por los herederos de Pedro, el Primer Papa, desde hace más de 2000 años.
Se trata de un nacimiento a la vida de la gracia, así lo explicó Jesús en aquella conversación que tuvo con Nicodemo, cuando le dijo: “Nadie ve el Reino de Dios si no nace de nuevo, de arriba. Nicodemo dijo: ¿Cómo nacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre para nacer de nuevo? Jesús le contestó: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne y lo que nace del Espíritu es espíritu.”( Jn 3, 3-7) De manera que el bautismo nos hace hijos de Dios, nos da la dignidad de ser hijos suyos y de su amor.
Recordemos que el Precursor de Jesús, Juan el Bautista, predicaba un bautismo de conversión que lo hacía en el Rio Jordán, cuando explicaba a las personas cual debía ser su comportamiento para ser agradable a los ojos de Dios, creer en Dios, ser caritativo, ser honesto, no ser envidioso de los bienes ajenos y que para cambiar de vida y borrar todos los pecados anteriores era necesario sumergirse en el agua, es decir bautizarse. Incluso el propio Jesús fue a que Juan lo bautizara en las aguas del Jordán. Sin embargo, Juan anunciaba a todos que él bautizaba con agua pero que detrás de él vendría uno que los bautizaría con el Espíritu Santo, se refería a Jesús, el Salvador. Es por eso que Jesús le dice a Nicodemo “lo que nace del Espíritu”, refiriéndose al Espíritu Santo. Y antes de partir de esta tierra, Jesús ordena a los apóstoles que vayan por todo el mundo y bauticen a la gente “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Nosotros hemos nacido en hogares católicos y hemos sido bautizados poco tiempo después de nacer para que entremos a la vida de la gracia, sin embargo, hay personas que critican esta costumbre y dicen que el bautismo debería ser cuando la persona ya sea un adulto y pueda por sí mismo escoger la religión que más le guste ya que los niños recién nacidos no pueden opinar si quieren o no ser católicos. ¿Qué padre no desea lo mejor para su hijo? Si nosotros como padres somos verdaderamente católicos, sabemos que el bautismo no solo es para el perdón de los pecados que en el caso del niño es solo el pecado original, sino que también el bautismo es un nuevo nacimiento como hijos de Dios, nos hace partícipes de la vida de Cristo y Templos del Espíritu Santo. De manera que es un bien inestimable el que estamos haciendo a nuestros hijos al bautizarlos y para hacerles un bien no es necesario consultarles, por ejemplo ¿Qué padre le consulta a su hijo si quiere ponerse la vacuna contra el Polio o contra la viruela? ¿Qué padre le consulta a su hijo si quiere que lo lleve al Pediatra o si quiere tomarse las medicinas cuando está enfermo? Los padres deben cuidar no solo del cuerpo sino del espíritu de sus hijos, es su responsabilidad. Si impidiéramos el bautizo de un niño, Jesús podría reclamarnos y decirnos “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidan porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Mc 10, 14)
El Bautismo es la Puerta de Entrada a la vida maravillosa que Cristo nos ofrece en su Reino, para alabarle y bendecirle por toda la eternidad.
Glorifiquen a Dios con sus vidas.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón, te deseo un feliz fin de semana y no olvides el rezo del Rosario en Familia y la asistencia a la Misa Dominical, que Dios te bendiga.
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