martes, 2 de abril de 2013

XIV-021 Pruebas de la Resurrección del Señor



PRUEBAS DE LA RESURRECCION DEL SEÑOR.

Ante todo nuestro deseo por que tengan una Feliz Pascua de Resurrección, lamentando no haber podido reanudar ayer nuestras meditaciones, motivado al duelo que nos embargaba por el fallecimiento de la madre de nuestro querido hermano betánico Antonio Planchart, a quien reiteramos nuestras sentidas palabras de condolencia.

Jesús ha resucitado, esa es nuestra creencia y nuestra fe, pero nos hemos detenido a pensar en la profundidad y veracidad de un hecho tan insólito?, un hecho que es negado por aquellos que no profesan nuestra religión y que en algún momento alguien lo pudiera negar en nuestra presencia? Tendríamos a mano las pruebas para refutarle su posición? Recordemos que desde un primer momento, como lo dicen las escrituras, se pretendió sobornar a algunos para que dijeran que los apóstoles habían robado el cadáver de Jesús, es decir para negar el hecho de la resurrección y la otra versión negativa es la que atribuye a la fe o la credulidad de los apóstoles este maravilloso acontecimiento, vamos a tratar de desmontar ambas.

En cuanto a la primera, es totalmente contradictoria, puesto que en aquellos momentos los apóstoles y seguidores de Jesús eran los menos indicados para realizar una acción de tal naturaleza, ellos se encontraban escondidos, temerosos de ser inculpados como discípulos del crucificado, y la tumba se encontraba custodiada por guardias armados que habían sido puestos allí por Pilatos a petición de los judíos precisamente para evitar que pudieran robar el cuerpo y decir que se había cumplido su profecía de resucitar al tercer día. No convenía a los judíos por tanto que alguien robara el cuerpo de Jesús, ni tampoco los apóstoles estaban en condición de hacerlo, por lo que no podemos encontrar a nadie capaz de planificar y ejecutar un plan que permitiera hacer esto. El evangelio nos habla de las mujeres que fueron muy de mañana al sepulcro y encontraron la piedra rodada, pero y los guardias? Dónde estaban? Se habían ido del lugar, es de suponer que algo extraordinario, superior a sus fuerzas y a su valentía los hizo huir y abandonar su misión. Las mujeres hallaron la tumba vacía y esa es la primera prueba de la Resurrección del Señor. Lo sucedido no fue algo apresurado, puesto que a pesar de que los lienzos estaban tumbados, el evangelista nos dice que el sudario que cubría el rostro de Jesús estaba a un lado cuidadosamente doblado, quién puede suponer que en una acción de robo o de violencia para llevarse el cuerpo alguien pudiera tener la paciencia de doblar el sudario y colocarlo a un lado?

Vamos a referirnos ahora a la segunda versión, la que sugiere una fe firme de los apóstoles en la Resurrección que les hizo creer en algo que no había sucedido. Bastaría con analizar la sucesión de los hechos en torno al descubrimiento de la resurrección, cuando las mujeres fueron a contarles a los apóstoles que el sepulcro estaba vacío, ellos no lo creyeron, “sus palabras les parecían como desatinos” (Lc 24, 11) es decir que esa fe que se les atribuye no era cierta, ellos no estaban pensando en la resurrección, es más, cuando Jesús se les aparece en medio de ellos creyeron ver un fantasma y el mismo Jesús les reprende por su incredulidad “y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes habían visto al resucitado” (Mc 16, 14). De manera que la realidad es totalmente distinta a lo que dice la versión negativa, no se trata de una alucinación producto de una gran fe, por el contrario es la constatación de la realidad lo que los hace creer, se trata de un hecho histórico sin precedentes que es confirmado posteriormente durante los cuarenta días que Jesús Resucitado se apareció no solo a los apóstoles y a los discípulos de Emaus sino a más de quinientas personas, habló con ellos, se dejó tocar sus llagas y les dio de nuevo su palabra y su paz.

Como nos dice el Papa Francisco: “Cristo ha vencido al mal de modo pleno y definitivo, pero nos corresponde a nosotros, a los hombres de todos los tiempos, acoger esta victoria en nuestra vida y en las realidades concretas de la historia y de la sociedad.”
Glorifiquen a Dios con sus vidas.

Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca siempre.

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