viernes, 23 de enero de 2009

X-009 Un Mundo Confundido.


Estamos apenas a dos meses de que se cumpla un nuevo aniversario, el No. 33, de la primera aparición de la Virgen Santísima en Betania, Venezuela, bajo la advocación de María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones, nombre que es muy significativo en estos tiempos apocalípticos en que el hombre ha tomado caminos diversos que lo alejan de Dios y lo aproximan a las tinieblas que confunden y pierden, que los dividen y separan, alejándolos del amor entre ellos que es la única fuerza que puede reconciliarlos.

Dios ha escogido un lugar en América para que la Santísima Madre venga con su mensaje de amor y de fraternidad a sacarnos de las confusiones en que nos hemos enredado, para establecer su nueva morada, la nueva Lourdes, un lugar de culto y de oración, de amor, de fe y de caridad, para esperar allí a todos sus hijos y ennoblecer sus corazones.

Así como lo hizo en Lourdes, nos entrega aguas milagrosas, aguas santas que servirán para curar las penas del cuerpo y del alma, como en efecto lo han sido a lo largo de estos treinta y tres años, y como lo demuestran las miles de placas de agradecimiento de todas aquellas personas que han sido beneficiadas por esta agua milagrosa que surge como suave cascada al lado de su gruta, en medio de aquel bosquecito que sirvió para que su cuerpo luminoso encendiera en fulgores la verde montaña el día de su aparición.

La Virgen nos llama a ese lugar y no podemos desoír su llamado, nos está indicando no solo el camino a seguir sino el lugar del reencuentro, un lugar que como ella misma nos dice es un pedacito de cielo en la tierra, ella quiere unirse allí con nosotros para que vivamos el evangelio, para que dejemos de lado las ataduras del mundo y nos unamos a su Hijo Jesucristo que es el camino, la verdad y la vida.

Los mandatos de la Virgen son suaves pero firmes, recordemos que cuando ella se apareció al Papa Honorio II que dudaba en permitir la fundación de la orden del Carmelo, le dijo: “Lo que ordeno no debe contradecirse, lo que promuevo no debe ocultarse”.

Alegrémonos pues de que nuestra Madre del Cielo haya venido a llamarnos, a buscar la reconciliación entre los hombres y la reconciliación del hombre con Dios, nuestro Padre, porque se requiere un convencimiento de que sólo El puede reconciliar a la humanidad.

En medio de este mundo confundido por la injusticia social, la demagogia y la mentira, Betania surge como la nueva Jerusalén triunfante, como refugio y albergue seguro para todos los hombres de buena voluntad.

Que la paz y la bendición de Dios lleguen a todos sus hogares, feliz fin de semana y no olviden la misa dominical y el rezo del Rosario en familia.

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