En la vida espiritual existen diversos grados o niveles en los cuales podemos irnos ubicando en la medida en que progresemos hacia la perfección, podríamos compararlos con las edades en la vida del ser humano, se puede ser niño, joven, adulto, mayor de edad, etc., etc., la meta final será la perfección o sea la santidad.
Hagámonos algunas preguntas en esta meditación: ¿En qué nivel me considero que estoy ubicado? ¿Cómo se compara esto con mi edad física? Por ejemplo, soy una persona adulta físicamente, pero espiritualmente, en el camino de Dios, sigo siendo un niño, o por el contrario mi desarrollo físico va parejo con mi desarrollo espiritual. Y ahora otra pregunta, en base a las respuestas anteriores, ¿Estoy conforme con mi ubicación? ¿Considero que no necesito seguir progresando?.
Es fundamental que tengamos el deseo de lograr cada día un paso de avance en nuestro camino hacia Dios, ya que como decía San Agustín:”En el camino de Dios, el no ir adelante es volver atrás” y esto se explica por cuanto existe una corriente en contra que tiende a perdernos en la vorágine del mundo y la única forma de vencerla es avanzando, de lo contrario ella nos arrastrará a su antojo.
Además es también importante que nos fijemos de antemano una meta que sería, como decíamos al principio, la santidad. No podemos pensar como dicen algunos que Dios no nos exige a todos ser santos, recordemos la carta de San Pablo a los Tesalonicenses: “la voluntad de Dios es que se hagan santos”…”pues Dios no nos llamó para vivir en la impureza, sino en la santidad” ( 1 Tes 4, 3 y 7).
Gracias a Dios que en este camino no estamos solos, tenemos a nuestro lado al propio Jesús y a su Santísima Madre que están atentos a nuestros deseos de progresar y nos ayudarán. Jesucristo vino a traer al mundo la llama de su amor, para encenderla en nuestros corazones y desearía que ya estuviera ardiendo, vamos a encendernos en ese fuego divino, Cristo es lo único que importa, no seamos tibios o imperfectos, tomemos hoy la resolución de elevarnos gradualmente poniendo todo nuestro empeño en lograrlo, seamos mejores cada día, con humildad pero con firmeza.
El Señor nos está llamando, no nos quiere conformistas, nos quiere resueltos, con determinación, decididos, progresemos en nuestra vida espiritual, seamos mejores.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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