lunes, 13 de septiembre de 2010

XI-085 Trinidad, fuente de Alegría.


TRINIDAD, FUENTE DE ALEGRIA.

La Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es fuente de alegría para la humanidad, Dios nos quiere felices en la tierra y nos comunica continuamente la alegría que existe eternamente en el cielo, para que dejemos de lado las tristezas que trae consigo el pecado y la pérdida de la gracia.

Son muchos los ejemplos que podemos sacar de las Sagradas Escrituras, en los que podemos comprobar esta realidad. El regalo más grande que Dios Padre nos ha dado es Jesucristo, su Hijo amadísimo a quien nos enviara para la salvación del mundo y la noticia de su venida es motivo de inmensa alegría, lo primero que dice el ángel en la Anunciación a María es : “Alégrate María, llena eres de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28) Es el enviado del Padre el que habla y le indica a la Virgen que la noticia que trae es motivo de alegría, es la felicidad que viene del cielo hasta nosotros.

Luego en la Visitación a su prima Santa Isabel, ésta le dice a María: “Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas.” (Lc 1, 44) Aquí es el Espíritu Santo quien es portador de esa alegría que lleva María a la casa de su prima y esta queda llena con su presencia.

El Nacimiento de Jesús es también fuente de alegría para todos, cuando los ángeles avisan a los pastores que vivían en el campo: “Vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor.”

Aquí es el Hijo el que viene a traer la alegría que el cielo nos envía, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, es Dios que se hace Niño para vivir entre nosotros, para revelarnos al Padre y al Espíritu Santo, para que conozcamos la verdad de nuestra existencia en la tierra, para que sepamos cuál es la razón por la cual hemos sido creados y para qué vivimos y existimos, es luz que viene del cielo trayendo sabiduría para iluminar nuestras mentes y nuestros corazones, es la alegría que nos viene de esa fuente inagotable que es la Santísima Trinidad.

“Gloria a la Trinidad del Cielo, Padre, Hijo y Espíritu Santo consolador, vela por tu gran familia, la humanidad del hombre, la mujer y el niño. Bendícenos, Amén.” (Tomado de la Oración de la mañana escrita por la Sierva de Dios María Esperanza).

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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