lunes, 20 de septiembre de 2010

XI-088 Venciendo las Tentaciones.


VENCIENDO LAS TENTACIONES.

Nadie está exento de las tentaciones, ni nadie debe creerse suficientemente fuerte como para vencerlas, porque las fuerzas del mal están muy bien organizadas y constantemente nos atacan para lograr sus propósitos.

Ni siquiera Jesús, estuvo exento de las tentaciones, él fue tentado en el desierto por el demonio tal como nos narran las escrituras: “Aléjate Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás.” (Mt 4, 10) y batalló duramente con su sabiduría, su palabra y la fuerza espiritual de sus incomparables virtudes para vencerlas, pero mucho cuidado, nosotros no poseemos esas virtudes, por el contrario somos débiles e inferiores a esas fuerzas negativas que nos atacan, el demonio es muy astuto, por tanto no podemos luchar contra ellas de igual forma, nuestra estrategia deberá ser diferente para poder vencerlas.

No olvidemos nunca que somos materia y espíritu, que nuestro cuerpo es mortal y que nuestro espíritu es eterno, debemos por tanto preocuparnos más por nuestro crecimiento espiritual, sin por ello descuidar la salud de nuestro cuerpo que es también un don de Dios.

¿Cómo hacer crecer y fortalecer el espíritu? Con la Meditación, la Oración, la Penitencia y la Eucaristía.

La Meditación nos ayuda a huir del mundo aunque sea por breves minutos, nos adentra en nuestro yo interno, nos ayuda a hacernos preguntas y a pensar en respuestas que sin lugar a dudas nos sugiere el Espíritu Santo que se acerca a nosotros en esos momentos. De esa búsqueda interior surgirá la serenidad de nuestro proceder en los actos de la vida, procurando amar a Dios por sobre todas las cosas, actuando con discernimiento y despreciando y apartando de nosotros las tentaciones, usando como escudos la humildad, la fe y la caridad que son poderosas armas contra los vicios que el maligno nos propone.

Cuando medites piensa en Jesús crucificado, si es posible ten a tu lado una imagen que lo represente, piensa un poco en ese sacrificio tan grande a que se sometió nuestro salvador para que pudiéramos obtener el perdón y la remisión de nuestros pecados, pídele que te ayude a vencer las tentaciones que fortifique tu espíritu con las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad que ahuyentarán a las fuerzas del mal. Grande es la misericordia del Señor y está dispuesto a ayudarte si se lo pides con fe.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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