miércoles, 15 de septiembre de 2010

XI-086 Jesús es el Camino.



JESUS ES EL CAMINO.

Son muchos los caminos que se abren ante nosotros en la vida, Dios nos permite escoger según nuestro propio parecer, unos son anchos y cómodos, atractivos, otros angostos y difíciles, debemos emprender el rumbo por alguno de ellos, ¿cómo escoger el más adecuado?

Jesús vino al mundo para revelarnos la verdad, esa verdad que está oculta a los ojos de los hombres y en la que muchos no creen porque se basan exclusivamente en lo que les indican sus sentidos, en lo que ven, en lo que tocan, en lo que oyen, en lo que gustan y huelen, pero resulta que nuestros sentidos son muy limitados, incluso algunos animales tienen sus sentidos mucho más desarrollados que los nuestros, los perros por ejemplo son capaces de seguir las huellas de una persona solamente por el olfato, además son capaces de percibir sonidos imperceptibles para nosotros, las águilas pueden con sus ojos divisar un pez o un conejo mientras ellas vuelan a gran altura, un tiburón es capaz de percibir el olor de una presa a kilómetros de distancia, todo ello nos demuestra que hay mucho más de lo que nosotros podemos percibir con nuestros sentidos ¿podemos entonces confiar en ellos?.

Jesús dijo a sus apóstoles: “No se turben, crean en Dios y crean también en mi. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino. Entonces Tomás le dijo: “Señor nosotros no sabemos adonde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino? Jesús contestó: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mi. Si me conocen a mi también conocerán al Padre.” (Jn 14, 1-7).

Cristo nos abre los ojos, ilumina la verdad de nuestras vidas, multiplica nuestros sentidos y nos señala claramente la ruta a seguir, es la única forma de llegar al Padre, de todos los caminos que se presentan ante nosotros solo uno es el correcto, Jesús.

Vamos a conocerle leyendo sus palabras, internándonos en su vida, en su evangelio, siguiendo sus pasos, practicando sus enseñanzas y comunicándolas a los demás, ese es el camino, no dudes más.

Pidamos a la Santísima Virgen, seguidora incansable del camino de Jesús, que nos ayude, que nos tome de la mano y nos lleve por la senda que nos conduce a su hijo amadísimo.

Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.

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