EL SEÑOR ES COMPASIVO Y CLEMENTE.
Vivamos la Cuaresma intensamente, ya ha transcurrido una semana, meditemos hoy sobre este recorrido y hagamos nuevos propósitos que nos lleven santamente a la Semana Mayor. Cómo has vivido esta primera semana de Cuaresma? Estás satisfecho con lo que has realizado? Crees que el Señor también lo esté?
Digamos que la Cuaresma es un tiempo de liberación, de liberarnos de todo aquello que nos separa de Cristo, podremos lograrlo nosotros solos?
Desde luego que no, es como si pretendiéramos hacer un hoyo en la tierra y teniendo al lado un pico y una pala, lo quisiéramos hacer con nuestras propias manos o como si teniendo un amigo joven y fuerte que conoce lo que pretendemos hacer nos neguemos a aceptar su ayuda. Jesús está a nuestro lado y está dispuesto a ayudarnos porque el Señor es Compasivo y Clemente, como dice Joel, el Profeta que anunció el día de Pentecostés: “Dice el Señor: “Vuelvan a mí con todo corazón, con ayuno, con llantos y con lamentos”. Rasguen su corazón, y no sus vestidos y vuelvan al Señor su Dios, porque él es Compasivo y Clemente, le cuesta enojarse, y grande es su misericordia”. (Jl 2, 12-13).
Con la ayuda de Jesús todo es posible y él es nuestro verdadero Liberador, para apartarnos del pecado, de la concupiscencia de la carne, de esa soberbia que no nos deja ver más allá de nuestro propio yo, de la prepotencia que humilla a los otros, a quienes más bien deberíamos ayudar y proteger.
Cuaresma, tiempo de conversión, de pedir perdón, de reconocer que hemos ofendido al Señor, cuando nos reconocemos pecadores y nos dolemos de nuestros pecados, el Señor nos abre sus brazos y por su infinita misericordia nos colma de gracias y bendiciones, se compadece de nosotros y nos brinda toda su clemencia, confía en el Señor tu Dios.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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