JESUS DE LA DIVINA MISERICORDIA.
El próximo domingo 1º. De Mayo se celebra el día de Jesús de la Divina Misericordia, esta devoción proviene de la revelación privada que tuvo Sor María Faustina Kowalska, una religiosa polaca perteneciente a la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios, en el año 1931.
Nuestro Señor Jesucristo se apareció a Sor Faustina vestido de blanco, una mano estaba levantada en ademán de bendición y la otra tocaba su pecho de donde surgían dos rayos largos, uno rojo y otro blanco. El Señor le pidió que pintara una imagen como esa con la inscripción “Jesús, yo confío en ti”. También le dijo que deseaba que esa imagen fuese venerada en el mundo entero y prometió a quienes practicaran esta devoción que su Divina Misericordia le protegería especialmente en el día de su muerte.
La devoción tuvo altibajos en su práctica ya que al principio la Iglesia la permitió a nivel privado pero cuando comenzó a tener auge internacionalmente, fue prohibida. Y fue precisamente el personaje a quien veremos beatificar el próximo domingo, el para entonces Cardenal Karol Wojtyla quien realizó un profundo estudio de los hechos y convencido de su autenticidad, ya siendo Papa en 1980, la aprobó y la autorizó para que se practicara en el mundo entero, aceptándose que su día se celebrara el primer domingo después de la Resurrección. Que feliz coincidencia que ese mismo día la Iglesia elevará a los altares al principal promotor de esta preciosa devoción.
Jesús dijo a Sor Faustina: “La Humanidad no tendrá paz hasta que no se vuelva con confianza a la Divina Misericordia.”… “Deseo que esa imagen se bendiga solemnemente el Primer domingo después de la Pascua de Resurrección, ese domingo se celebrará la festividad de la Divina Misericordia, Ese día, las profundidades de mi misericordia se abrirán para todos. Quienquiera que acuda a la confesión y reciba la Sagrada Comunión ese día, recibirá el perdón total de la culpa y de la pena.”
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares, no olviden la asistencia a la Santa Misa el día domingo y el rezo del santo rosario el día sábado, preferiblemente en familia.
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