lunes, 1 de agosto de 2011

XII-079 La Sierva del Señor ( Parte I )


LA SIERVA DEL SEÑOR (Parte I)

El próximo domingo, 7 de agosto, se cumplirá el VII Aniversario del fallecimiento de la Sierva de Dios, María Esperanza, en su recuerdo habrá una misa en la Capilla del Cementerio del Este a las 3pm, donde actuará la Coral Betania y posteriormente el rezo del Rosario en el lugar donde reposan sus restos, a pocos metros de la Capilla. Como un homenaje a su memoria, vamos a presentarles durante la semana una serie de artículos alusivos a su vida ejemplar.

Los planes de Dios son insondables, escoge a las personas que han de cumplirlos y nunca sabemos las razones, “El proyecto del Señor subsiste siempre, sus planes prosiguen a lo largo de los siglos.” (Sal 33, 11) En esta historia que vamos a recordar vemos como escogió a una humilde mujer, de un pueblito escondido en el campo venezolano, para que llevara a cabo una gran misión, mostrar al mundo como puede lograrse la santidad en la vida familiar y llevar un mensaje de Reconciliación a todos los pueblos y naciones.


En el lugar en que el caudaloso Orinoco recibe las oscuras aguas del Rio Caroní, muy cerca de la antigua Ciudad Bolívar, la Capital del Estado del mismo nombre, en Venezuela, navegaba contra la corriente un velero de los llamados Balandros, era el 22 de noviembre de 1928, Día de Santa Cecilia, Patrona de la Música, los pasajeros iban angustiados porque había entre ellos una dama de nombre María Filomena de Medrano con dolores de parto que esperaba recibir atención al llegar al hospital de la ciudad, pues vivía en un pueblito llamado San Rafael de Barrancas, tan pobre que ni siquiera había un médico que atendiera a los enfermos.

Sin embargo, hay cosas que no pueden esperar y el parto tuvo lugar en la propia confluencia de los dos majestuosos ríos, donde las aguas de distintos colores se funden y se mezclan, como un presagio de la igualdad de razas que fue siempre emblema de su vida, así nació la niña que llevaría por nombre María Esperanza, para cumplir la promesa que su madre había hecho al Jesús de la Buena Esperanza: “Si es varón se llamará Jesús, y si es hembra Esperanza.”

Antes de cumplir su primer año, María Esperanza recibe las aguas bautismales en su pueblo natal, se hace miembro de la Iglesia Católica, institución a la que fue obediente en toda su vida, a la que amó y defendió siempre. Desde niña ella tuvo especial cariño por las personas consagradas a la Iglesia, sus juguetes preferidos eran muñecas vestidas de monjas y muñecos de sacerdotes, los cuales cuidaba con especial preferencia.


Apenas cuenta cinco años cuando tuvo su primera experiencia mística, estaba ella en un muelle a las orillas del río, despidiendo a su madre, cuando vio surgir de las aguas a Santa Teresita del Niño Jesús que le sonrió y le lanzó una rosa, ella la tomó en sus manos y la llevó a su madre y le dijo: “Mamá, mamá, mira lo que me regaló Santa Teresita” y su madre le respondió “Eso es porque tú eres una niña muy buena y ella te quiere mucho”.

A los siete años es el gran encuentro con Jesús en la Eucaristía, su Primera Comunión, era el Día de la Virgen del Carmen y ella lo recuerda así: “Fue como el mejor regalo que el Señor me pudiese dar”. De allí en adelante la Sierva de Dios recibiría al Señor en su pecho todos los días de su vida como alimento de su alma y de su cuerpo, incluso en los últimos días de su enfermedad éste sería su único alimento.
Continuaremos hablando de este Tema en las próximas meditaciones.

Que la paz de Cristo reine en sus corazones y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos sus hogares.

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