martes, 30 de agosto de 2011

XII-091 Refugio de los Pecadores

REFUGIO DE LOS PECADORES.

Les anuncio que muy pronto continuaremos con la Serie “La Sierva del Señor” que habíamos suspendido el pasado 3 de agosto en su tercer capítulo, en la cual tratamos de resumir la vida extraordinaria de la Sierva de Dios, Maria Esperanza de la Luz, la gran mística venezolana del siglo XX.

Hoy quiero sugerirles meditar acerca de la Santísima Virgen María, partiendo de esta Letanía que la designa como Refugio de los Pecadores, algo que nos atañe íntimamente a todos nosotros ya que todos somos pecadores.

Recordemos que durante la presentación del Niño Jesús en el Templo, el anciano Simeón le profetizó a ella que una espada atravesaría su corazón, se refería desde luego al dolor que le produciría la Pasión y Muerte de su amadísimo hijo Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz más de treinta años después, pero así como sufrió amargamente las heridas infligidas a su Hijo primogénito, también hoy en día sufre por los pecados de sus otros hijos, nosotros, los que heredó al pie de la Cruz cuando Jesús nos dijo a todos nosotros “Hijo ahí tienes a Tu Madre” ( Jn 19, 27 )

Dice San Alfonso María de Ligorio en “Las Glorias de María” que hemos atravesado el corazón de María, “no con una sola espada sino con tantas espadas como han sido nuestros pecados”. Debemos por tanto acercarnos a ella como refugio que es de nuestra condición de pecadores y rogarle que nos haga sentir gran dolor y arrepentimiento por nuestras faltas y nos de la paciencia necesaria para sobrellevar los trabajos de esta vida que siempre serán ligeros comparados con el peso de nuestras deudas.

María es el modelo perfecto de la criatura humana, llena de gracia desde el momento de su concepción original que fue Inmaculada, hacia ella debemos volver nuestra mirada y tratar de imitar su pureza y su perfección, ella es la Madre de Cristo y es a la vez nuestra madre, en ella podemos refugiarnos porque ella nos comprende y quiere nuestra salvación, ella que estuvo presente con los apóstoles en el Cenáculo, después de la resurrección de Cristo, a la espera del Espíritu Santo, integrándose a la Iglesia naciente, siendo también Madre de la Iglesia, ella que es perfecta en sus sentimientos, que es inmaculada y llena de virtudes, nos acoge a todos en su corazón y nos conduce por los caminos de la salvación.

Acudamos pues a este Refugio de los Pecadores, a esta abogada nuestra que está dispuesta a defendernos y a protegernos de la maldad del mundo, vayamos con el corazón contrito, llenos de Fe en su misericordia y esperanzados en su protección.

Que la paz de Cristo llene tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos sus hogares.

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