UNA VIDA VIVIDA EN PLENITUD.
Hoy, siete de agosto de 2012, se cumplen ocho años del día en que la Sierva de Dios, María Esperanza Medrano de Bianchini, se durmió en el Señor. Aquel día su esposo, todos sus hijos y nietos estuvieron presentes para cerrar sus ojos, cumpliéndose así el deseo que ella expresara en varias oportunidades. Esos ojos vivaces, que la primera vez que los vio el caballero Geo Bianchini Gianni le inspiraron a decir “Questi sono l’ochi piu belli que ho visto nella mia vita” ( Estos son los ojos más lindos que he visto en mi vida), frase con la cual se inició el romance que los llevó a formar una familia de siete hijos y veinte nietos con la bendición de Dios que les fuera impartida en el Coro de la Capilla de la Inmaculada Concepción de la Basílica de San Pedro en Roma, el 8 de Diciembre de 1956.
La vida de la Sierva de Dios, María Esperanza de la Luz, fue una vida vivida en plenitud, se podría decir que ella no desperdició ni un solo minuto de su vida, en sus papeles de Esposa, Madre, y Misionera en la promoción de la familia y la reconciliación de todos los pueblos, por el contrario
en sus manos se multiplicaban los minutos, así como en las manos de Jesús se multiplicaron, en mas de una vez, los panes para alimentar a aquellas multitudes que le seguían y que “estaban como ovejas sin pastor” (Mc 6, 34). Ella también tuvo compasión de todos aquellos que nos acercábamos en busca del consuelo, de la paz y de la esperanza que nos brindaba su enseñanza y su consejo, y nos alimentaba iluminando nuestras mentes con la palabra del Señor, despertando en nosotros el fuego de amor por nuestros semejantes.
La Iglesia Católica, en la cual ella se bautizó y recibió los otros sacramentos de la Confirmación, la Penitencia, la Eucaristía, el Matrimonio y la Unción de los Enfermos, a la cual ella amó fervorosamente, estudia hoy en día rigurosamente su vida y la heroicidad en el ejercicio de las virtudes, dando los pasos sólidos que se requieren para llevar adelante su causa de beatificación y canonización.
Por su parte, siguiendo su ejemplo, su familia y las instituciones fundadas por ella, la Fundación Betania y la Coral Betania continúan su obra evangelizadora, tomando en sus manos la “Antorcha Encendida” que ella nos legara para alumbrar el camino que conduce a Cristo y a la salvación eterna en el Reino de Dios.
Aquella luz de sus ojos no se ha apagado, sigue conquistando almas para el Señor, sigue brillando desde los cielos como una estrella refulgente que continúa multiplicando los minutos y las horas y en cada titilar parece alegrarse por cada alma que se salva y por cada hombre que se convierte. ¡Alabado sea el Señor!, ¡Gloria a Dios!
Gustavo Carías.
Que la paz de Cristo reine en tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y les acompañe siempre.
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