miércoles, 1 de agosto de 2012

XIII-070 Tener la mente clara



TENER LA MENTE CLARA.

Una de las cosas que favorecen nuestro crecimiento espiritual es “Tener la mente clara” y ¿qué significa esto?, significa saber exactamente donde estamos parados, poner los pies sobre la tierra, aun cuando nuestro corazón esté en el cielo, conocernos a nosotros mismos, explorarnos internamente, saber distinguir entre un vicio y una virtud, entre un pecado y una buena obra, entre la cizaña y el trigo.

Eso lo podemos lograr con la meditación, tratando de identificarnos en primer lugar, ¿quién soy yo realmente?, ¿soy acaso ese que aparento ser?, si todos me halagan y me consienten, si me atribuyen valores que en realidad no tengo, ¿yo me lo creo?, si me lo creo es porque la soberbia está obstaculizando mi crecimiento espiritual, estoy necesitando que alguien me humille, me ponga en ridículo para poder abrir los ojos y tener la mente clara, ¿vas a esperar que esto suceda o puedes renovarte tu mismo?

En la sabiduría de las palabras de Jesús, encontramos muchas veces el uso en parábolas de la cizaña y el trigo, para señalar la diferencia entre el bien y el mal: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga.” (Mt 13, 36-43)

La cizaña es una planta gramínea que crece por lo regular junto al trigo y se le considera una maleza porque su fruto molido es venenoso, por lo que los segadores la arrancan y la queman para que no ahogue al trigo cuyo fruto producirá la harina para hacer el pan.

Tener la mente clara nos permite distinguir la cizaña del trigo, saber qué es lo que nos envenena y qué es lo que realmente será productivo para alimentar nuestro espíritu, arrancar de nosotros los vicios que se oponen al ejercicio de las virtudes, para acercarnos a ese ideal de ser ciudadanos del Reino de los Cielos, de ser considerados justos por el Señor y poder brillar algún día con luz propia y para siempre en el Reino de Dios Padre.

Pidamos a la Santísima Virgen que interceda por nosotros para que el Espíritu Santo ilumine nuestras mentes y nos haga ver clara la realidad de nuestras vidas y no nos engañemos a nosotros mismos con una falsa personalidad. Gloria a Dios.


Que la paz de Cristo inunde tu corazón y la bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ti y toda tu familia y permanezca por siempre.

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