EL CAMINO DE LA FELICIDAD.
Hoy es el Día de San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia, quien fue contemporáneo de San Francisco de Asís y vivió entre 1195 y 1231, un santo cuya popularidad es inmensa en todo el mundo por los muchos milagros por los que ha intercedido. Aprovechamos la oportunidad para felicitar a todos aquellos que llevan su nombre, los Antonios, las Antonias y en especial a mi nieta Maria Antonieta de la Luz quien ya “anda” en los nueve meses.
Ayer, como les había anunciado, se llevó a cabo la Misa de Pentecostés en La Iglesia de La Anunciación del Señor, en la Boyera, la cual por cierto estaba también celebrando los 35 años de la fundación de esa parroquia. En el acto recibieron la Confirmación un grupo de jóvenes de la parroquia acompañados por sus respectivos padrinos, las ceremonias fueron presididas por el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge L. Urosa Savino, un Obispo Auxiliar y varios sacerdotes, así como el párroco Pbro. Omar Yanez. La parte musical estuvo a cargo de la Coral Betania que fue muy aplaudida al finalizar el evento.
Nuestra meditación de hoy está inspirada en parte de la homilía pronunciada ayer por el Cardenal Urosa, en la cual se refirió a las consecuencias de escoger los malos caminos en busca de la felicidad, señalando algunos casos concretos de escándalos recientes, en los cuales se han visto involucrados grandes personajes de la vida social y política mundial que echaron por la ventana y desperdiciaron toda su carrera por el simple hecho de buscar la felicidad por los caminos del pecado, por los caminos del placer sin medida y sin normas morales. Si bien es cierto que las enseñanzas de Jesús están encaminadas a el logro de una felicidad eterna en su Reino, también su práctica nos lleva a tener una vida feliz aquí en la tierra, porque el camino de la felicidad no es el camino del pecado, el camino de la felicidad es el de la práctica religiosa, el camino de Jesús, el camino del cumplimiento de los diez mandamientos del Señor, el de la virtud, el del bien, el del amor.
Un alma libre de culpas, desbordante de virtudes y llena de esperanzas, es un alma feliz. Aún cuando nuestro cuerpo tenga problemas de salud y nuestra vida atraviese por esos problemas temporales que a todos nos aquejan de vez en cuando, si tenemos nuestra alma tranquila, plena de esperanza, sin duda nos aguarda un mañana mejor, estará mas a flor de piel una sonrisa que una lágrima en nuestros ojos. Jesús dijo: “Yo les aseguro que ninguno dejará casa, esposa, hermanos, padres e hijos a causa del Reino de Dios sin que reciba mucho más en el tiempo presente y en el mundo venidero la vida eterna.” (Lc 18, 29-30) Fíjense que he subrayado esas palabras para que entiendan que se refiere a la felicidad en esta tierra, al camino de la felicidad del cual estamos hablando.
Que la paz de Cristo y la bendición de Dios Todopoderoso llegue a todos sus hogares, hoy lunes recuerden el rezo de los Cien Requiem por nuestros queridos difuntos.
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