BAUTIZO SUBITO.
Me estoy recordando hoy de aquellas pancartas que se usaron en la Plaza San Pedro de Roma, con ocasión de la despedida que le hicieron más de tres millones de personas al Papa Juan Pablo II, tras su fallecimiento en abril de 2005, las cuales pedían en Italiano “Santo Súbito”, queriendo expresar con ello que debería ser elevado a la categoría de santo de inmediato. Sin embargo, habrían de transcurrir seis largos años, cumpliendo con todas las normas que establece la Iglesia Católica, para que se pudiera concretar este deseo ardiente de la feligresía mundial y solo fue hasta el pasado domingo 1º de mayo de 2011 que Juan Pablo II pasó a ser Beato y exaltado a los altares.
Hoy quiero adaptar aquel lema al Santo Sacramento del Bautismo, para recordarles a todos la necesidad de bautizar prontamente a los niños recién nacidos y de que ustedes a su vez lo recomienden a las personas que conozcan. Somos católicos y tenemos una fe viva en las enseñanzas de Cristo, Nuestro Redentor, por tanto debemos desear el bien espiritual para nuestros hijos y para ello es necesario iniciarlos con el primero de los Sacramentos, aquel que nos hace miembros de la Iglesia y partícipes de las promesas de Jesucristo.
Hay padres que retrasan innecesariamente la imposición de este sacramento a sus hijos, aduciendo para ello diversas explicaciones, entre ellas que les gustaría que su hijo tuviese uso de razón para que decidiera si deseaba ser católico, eso es lo mismo que no ponerle la vacuna contra el polio hasta que esté lo suficientemente grande para que decida si desea ponérsela o no, entretanto si le da la enfermedad a lo mejor ni siquiera alcanza la edad de la decisión, esa es una decisión que corresponde a los padres. Tampoco es válido el argumento de que no hay dinero para la fiesta, eso no es lo más importante, si se puede se hace y si no pues no se hace, lo trascendente es que el niño reciba el sacramento, por eso tengamos ese lema “Bautizo Súbito”.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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