EPOCA DE LA NEGACION DE DIOS.
Decía el Beato Juan Pablo II, Papa que el hombre vive actualmente una Epoca de la negación de Dios, “el hombre elimina a Dios de sí mismo y del mundo y denomina este hecho como “liberación de la alienación religiosa”.
Ayer mismo escuchaba en el radio a un comentarista e historiador de ideas socialistas o comunistas que comentaba la reciente beatificación de Juan Pablo II, haciendo caer sobre ella toda clase de críticas y de paso haciéndolas extensivas a las enseñanzas de la Iglesia Católica, a las que según él, seguimos nosotros los fieles como una partida de borregos sin voluntad propia. No debería extrañar esta clase de críticas que seguramente se producen en muchas otras partes del mundo por parte de esos ideólogos que no le perdonan al Beato haber sido uno de los principales protagonistas en la caída del Comunismo en Polonia, en la desintegración del comunismo soviético y en la caída del muro de Berlín. Sin embargo, no deja de producir náuseas su manera de referirse a todos aquellos asuntos que para nosotros son sagrados o constituyen el fundamento de nuestra tradición religiosa.
El propio Juan Pablo II analiza muy bien ese comportamiento del hombre en el mundo de hoy, “tratando de arrancar a Dios de sí mismo y del mundo, pensando que solo así podrá ser dueño de sí mismo y convertirse en libre soberano del mundo y de su propio ser.” Y es así como surgen una serie de sistemas filosóficos y de programas sociales y políticos que procuran la felicidad del hombre en el sentido material y para imponerse buscan aplastar todo lo espiritual y lo bello que pueda haber en su corazón, negando a Dios y “matándolo” en sí mismo y en los demás.
La verdad es que Dios ha dado plena libertad al hombre para que crea o no crea y más aún, respeta esa libertad, tratando de que sea el mismo hombre el que se de cuenta que sin Dios queda solo, interiormente solo, con una soledad que asusta y que lo lleva a aislarse y rechazar a los demás. Irrespetando la vida y los derechos de sus congéneres, burlándose de sus creencias y creyéndose poseedor de la verdad.
Mantengamos viva nuestra fe, no nos dejemos embaucar por estos anticristos de oficio, sigamos unidos a Cristo, Nuestro Salvador, única verdad y único camino que nos da vida y esperanza.
Que la paz y la bendición de Dios llegue a todos sus hogares.
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